sábado, 17 de mayo de 2008

Blade Runner

La primera vez que vi esta película tuve la sensación de que estaba viendo el futuro con total claridad. En primer lugar una especie de desazón ante el escenario que se nos presenta es una sensación comprensible ya que el futuro, siempre “próximo” e inevitable se nos muestra con una crudeza pero a la vez una poesía que pocas veces se ha podido ver en el cine.

Un horizonte pleno de edificios, el color negro absorbiendolo todo, no solo porque casi toda la película es de noche, sino por que todo en ella es oscuro, de un color oscuro, de un tono pardo, húmedo, sucio, desordenado. Pero a la vez se nos muestran unas escenas llenas de poesía, de belleza visual; de belleza pero a la vez de dureza, siempre duras, como buen cine negro que, casi en el fondo, es esta película.


Sin duda de que el futuro será así. No se si con chimeneas escupiendo fuego en una ciudad inmensa pero a la vez inmensamente vacía; inmensa porque desde el primer momento no se delimitan las fronteras, los edificios son inmensos y el mas inmenso de todos es la central de Tyrell corporation, que como una pirámide se yergue en lo que bien puede ser el centro de la inmensa urbe. Inmensamente vacía porque, a corta distancia, en detalle se nos muestra un mundo en el que la gente ya no quiere vivir y solo quedan los que no pueden marcharse y están condenados a soñar en la soledad con horizontes que solo los Replicantes han podido ver.


Y precisamente los replicantes son el centro de la trama. Son seres humanos creados por ingeniería genética, perfeccionados y elevados a la categoría de superhombres, aun cuando sen prostitutas de bar u obreros especializados. Seres con una vida corta pero intensa que no pueden estar en la tierra. Son proscritos y apestados

Dentro de esta urbe, en un rincón apartado, solo, de las calles magníficamente dibujadas por Ridley Scott, espera y desea esperar el protagonista: Deckard, magníficamente interpretado por Harrison Ford. Un personaje sombrío pero a la vez con un tono de inocencia y una mirada abierta y sincera que hacen que el espectador se involucre en su historia desde el principio.

Pero los personajes no son nada sin el ambiente, y en esta película el ambiente es una proeza de imaginación y de ambientación. Los detalles cuidados al máximo, el ambiente de la calle que absorbe al espectador y que se convierte en el protagonista de muchas escenas, como la de la persecución de la replicante por las calles. También la ambientación de los espacios, como la sala donde Deckard interroga a la sobrina de Tyrell, con el sol en el fondo velado por una pantalla, o el apartamento de J.F. Sebastián, donde seres creados artificialmente por él mismo le acompañan en su soledad.

Sin embargo, una vez que conocemos a los protagonistas: los replicantes dirigidos por Roy Batty (Rutger Hauer), la sobrina de Tyrell (Seang Young), Deckard, Tyrell, J.F.Sebastian y el resto de secundarios, el protagonismo se va dividiendo entre el propio Deckard y el replicante Roy Batty. Ambos forman una pareja, cada uno el némesis del otro, cuyos destinos se deben cruzar inexorablemente al final de la película. No en vano, la misión de Deckard es eliminar a los replicantes, es un cazarrecompensas, un Blade Runner, que cumple con su trabajo muy bien. Y cuando solo quedan los dos protagonistas, en ese momento mítico ya, encima de ese edificio viejo y desolado, cuando Deckard y Roy se encuentran cara a cara, y en el único momento de la película donde podemos ver la luz del sol, el replicante dice las palabras que nos llevan al climax de la película

“Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”


Es esta una película sin duda esencial, única en su concepción y elegante en su producción. No diré mas acerca de su argumento, espero que estas palabras impulsen a aquellos que aun no la han visto a verla porque cuando lo hagan descubrirán una película que va mas allá de la imagen, mas allá de la historia, mas allá de la ciencia ficción. Es una película que trata de la vida, del derecho a vivir, del amor, de la desesperanza y de la esperanza. Es, en fin, una película digna de verse porque nos recuerda que la vida debe ser vivida y que nadie puede arrebatarnos ese derecho. Y para los que no queráis verla, siempre podéis leer el libro en el que esta inspirada: "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", de Philip K. Dick


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