Mientras me como los fideos con marisco que he preparado para desayunar me viene a la mente lo que, con cierta melancolía, me comentaba un amable señor en el tren de Osaka a Okayama –la gente mayor come mucho pescado en Japón, pero las nuevas generaciones solo comen carne –.
Ciertamente las nuevas generaciones siempre cambian lo que hacían sus padres, pero en un país como Japón, donde los contrastes son tan grandes, la sensación de brecha generacional se convierte en un Valles Marineris generacional.
A los japoneses les mola la piedra, y si no a ver como se explica que si preguntas a 1000 japoneses que es lo que mas les ha gustado de España, 999 te dirán que Toledo y ese que falta es que no se ha enterado de la pregunta, tu explícasela y te dirá Toledo. Y eso mismo me decía una señora en el vuelo Madrid-Helsinki, o al menos eso fue lo que le entendí, porque de ingles la señora ni papa. Había estado en Barcelona, Madrid, Córdoba, Ronda, Granada...vamos una vuelta a España, que seguro que se habían hecho en una semana, a correprisa y vamos, vamos que ahora estamos en Madrid pero en 15 minutos la alhambra tiene que estar vista y explicada. Pues si, la señora estaba emocionada con el Guernica, y con Toledo, como aquel señor del tren de Osaka, que estaba deseando ir a España a ver Gaudi, que le apasiona al hombre. Y es que el japones es un ser de costumbres, pero no el único, pues después de decirle que todos los japoneses van a Toledo pero que pocos van a San Sebastian el señor me decía que todos los extranjeros van a Tokyo pero pocos a Fukuoka. Y tiene razón
Lo que no varía, salvo alguna excepción rara, es que el japones, ya tenga 18 u 88 años, es que son buena gente. Y no me refiero a eso de que majos son, que si, es que son sanos, no tienen malicia y siempre están dispuestos a ayudar y a comunicarse. Ahora recuerdo cuando subía a un ascensor en la estación de Osaka y un hombre me decía que mi japones era muy bueno, ya ves, que solo le había dicho buenos días y poca cosa mas; pero es que ellos están acostumbrados al angloparlante, que es que te partes cuando hablan cualquier idioma que no sea el suyo. Nosotros lo tenemos fácil con el japones.
Pues como decía si son buena gente. Ayer por la tarde, después de llegar del aeropuerto me llevaron de tiendas,a conprar comida, un cazo, un poco de champú, que si hubiese ido solo me estaría lavando la cabeza con fregaplatos, en fin, esas cosillas que se necesitan día a día. Por supuesto compre un cuenco y palillos, además de una buena botella de te verde japones, que creo que podría estar bebiendo hasta el fin de los tiempos y de hecho no paro de beberlo.
Cuando llegue a la estación de Osaka y me di cuenta de que quería morirme del calor que hacia, me fui directamente a un puesto de esos en los que venden de todo y me compre lo primero que pille: una botella de te verde, ya ves, sera como el nestea o algo así; pero cuando me lo eche a la boca se me calleron un par de lágrimas de la emoción pues no llevaba azúcar, tan acostumbrados que estamos a los refrescos azucarados, o con edulcorante y aquí han respetado el te verde, como no podía ser de otra manera. Son así
El calor en el sur de Japón es así como el doble que en Murcia: 30 grados a las 9 de la mañana y con un 90% de humedad. A las tres de la tarde quieres hacerte el harakiri y por la noche estas para pedir la cuenta y volverte a casa. Afortunadamente hay aire acondicionado. Yo que soy un irreconciliable enemigo del aire acondicionado, ese diablo malvado que nos invade...pues aquí es mi mejor amigo, lo quiero y lo respeto. Vivir para ver.
A parte del calor aquí hay bichos que parecen venidos del carbonífero. Esta mañana, después de descansar el jet lag, me he despertado a las 5 y hacia una mañana muy buena, húmeda pero con una brisa agradable y buena temperatura, asi que me he cogido la bicicleta que me han dado y me he ido a explorar la zona, y cuando iba por una calle miro a mi derecha y me veo una libélula adelantandome con las luces largas y dando los intermintentes,que solo le ha faltado darme los buenos días, que le faltaba hablar de lo grande que era. Y es que en este país se vive codo con codo con la naturaleza, no tienen mas remedio y además no les importa. Durante el siglo 15 hicieron de este país un desierto practicamente y en el siglo 16 uno de esos shogunes, reyes militares de la época, con bastantes luces, decidió que eso no podía ser y replantaron todo el país de manera que todos los bosques excepto algunos en el norte y pequeñas zonas de montaña, son bosques de repoblaciones de la época. Y se lo tomaron tan en serio que aquí siguen los bosques, por la cuenta que les trae además, porque imaginaos todos los que son con un país árido, y además sin petróleo, ni otras materias primas, pues un desastre. Afortunadamente son gente lista y saben lo que deben hacer para conservar su país. Viven dentro de la naturaleza. En una ciudad como esta te encuentras canales de agua a un lado de la carretera, como los azarbes de Murcia, pero a lo grande y no aislados sino con las casas de la gente en la misma ciudad. Por supuesto las grandes ciudades no son así aunque Okayama es mas grande que Murcia.
En fin, mis primeras 24 horas en Okayama casi han terminado y las primeras impresiones son bastante buenas. Ahora son las 7 y media de la mañana y aun corre algo de brisa pero ya se vislumbra la calorina. A eso de las 9 iré al laboratorio a ver que me cuentan. Esta tarde al parecer hay una barbacoa, no se si aprovechando que vengo yo o por costumbre. De cualquier manera estoy deseando ver (y aquí tengo que sacar al manchego que llevo dentro) como se las apañan para hacer una barbacoa sin chorizos, morcillas y pan, porque cerveza si tienen y muy buena. En fin ya os contare.
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