sábado, 9 de febrero de 2008

Adiós a la silla eléctrica

“Estados Unidos se despide de la silla eléctrica”. Este es el titular que me he encontrado en la sección Internacional del diario El País. Si uno no sigue leyendo casi le embarga un sentimiento de bienestar ante una decisión tan acertada, un calorcillo me sube por la espalda solo con pensar que por fin han entrado en razón estos norteamericanos. Pero no

La noticia, que podéis leer aquí nos viene a decir que Nebraska, a la sazón el único estado que conservaba la silla eléctrica como método de tortu… digo de asesina… digo de ejecución por fin ha renegado de este gran aparato, símbolo de una época en la que se han sentado durante años miles de presos condenados, justamente claro, por una gran variedad de delitos, desde el asesinato al homicidio pasando por el intento de asesinato y el intento de homicidio

Es sin duda una buena noticia pero claro, si nos olvidamos que la pena de muerte se mantiene en 36 de los 50 estados: en el resto se usa la inyección letal.

[…] desde ese año han sido ejecutados 1.099 asesinos, 154 mediante la electrocución, tres de ellos en Nebraska […].

La verdad es que me cuesta creer que no han encontrado un eufemismo para la inyección letal como lo han encontrado para otros actos como el terrorismo de estado (véase “guerra preventiva”, eufemismo a su vez de “echarle la culpa y hacerle pagar al otro lo que es culpa nuestra”) o libertad (véase “libertad para mi a tu costa”) o democracia (véase “mientras crees que eres libre creerás que votas libremente”).

Cuando le criticamos a EEUU que mantenga la pena de muerte solemos olvidar que una buena mayoría de estadounidenses la apoya

En 1976, la pena de muerte contaba con el apoyo de más de un 80% de la población […] ahora es de alrededor de 60%”,

Y de hecho es una promesa electoral en buena parte de los estados, al menos por parte de algunos gobernadores.

Quizás lo que mas me ha impresionado del artículo es esta frase del tribunal constitucional:

"El sello característico de una sociedad civilizada es que castigamos la crueldad sin apelar a ella", ha manifestado hoy el tribunal de nueve miembros. "Las pruebas demuestran que la electrocución inflige un dolor intenso y un sufrimiento agonizante. Por lo tanto, la electrocución como método de ejecución es un castigo cruel y desusado"

Supongo que la inyección letal es un castigo muy humanitario, de hecho casi se puede pensar que están siendo magnánimos con los presos matándolos humanitariamente. Y digo yo: ¿no seria mejor un tiro en la nuca? Porque si lo que quieren es evitar la crueldad, ¿que mejor manera de evitar los agonizantes años en el corredor de la muerte, o el espectáculo de los familiares viendo la ejecución como si de un teatro se tratase, o de los angustiosos minutos mientras te atan a la camilla y te meten la aguja y esperas mientras los émbolos aprietan los distintos productos humanitarios con sello de calidad reconocida por la FDA, para meter en tu cuerpo un cocktail de veneno mezclado, no agitado? Pues creo que un tiro limpio y rápido en la nuca evita todos esos caros, incómodos y denigrantes momentos en los que una persona es degradada al nivel de res de matadero. Pero claro, que indigno es un tiro en la nuca

Y digo yo ¿Por qué no eliminan la pena de muerte? Un símbolo de la ignorancia y violencia de una sociedad que debería ser un buen modelo, un signo de debilidad ante los problemas de su sociedad, un rastro del más negro pasado de la humanidad. La pena de muerte en los Estados Unidos debería pasar a la historia de la vergüenza de la humanidad al mismo nivel que la inquisición europea. En vez de enorgullecerse de matar cada vez más eficazmente deberían pensar en mejorar la sociedad en la que viven y eso va también por esta España cada vez mas ignorante y mas reaccionaria.

Por supuesto no es extraño que en un país donde se va a la guerra como quien va a por e pan sigan usándose estos métodos de “justicia” mas propios de sociedades bárbaras que de el país que nos domina al resto, aunque quizás nos domina precisamente porque hace esas cosas y nosotros no.

Aun así prefiero no hacerlas ni que mis gobernantes las hagan, y a ver si esa verguenza desaparece de las sociedades mal llamadas civilizadas

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