martes, 31 de agosto de 2010

Cronicas Japonesas III


Cuando uno piensa en un prototipo de turista seguro que a más de uno se le ocurre un japonés con su cámara de fotos disparando a diestro y siniestro cual francotirador. Por eso no deja de resultarme raro el que esté en Japón, más concretamente en Kurashiki, comportándome como uno de esos turistas japoneses. Bueno, al fin y al cabo yo también soy un turista y en el fondo todos los turistas acabamos haciendo más o menos lo mismo. Kurashiki es una ciudad bastante turística del sur de Japón, sobre todo para los propios japoneses, que se acercan en masa, principalmente en verano. Así que pocos éramos los turistas extranjeros que estábamos en esta ciudad; pude ver a unos cuantos angloparlantes y un pequeño grupo de españoles.
Le comentaba a Takuya, un reciente amigo, que para los japoneses no debe ser muy extraña la ciudad, aun siendo antigua y con las típicas casas japonesas de madera y me extrañaba que acudiesen en masa a verla, pero ciertamente nosotros también visitamos nuestras ciudades aunque no nos resulten pintorescas ni exóticas. Ciertamente el turismo de la ciudad está dirigido más al visitante nacional que al extranjero, aunque eso no debe echar por tierra la idea de visitarla ya que merece bastante la pena. Tiene un casco antiguo digno de ver y muy bien cuidado, con bastantes tiendas de artesanía local, cerámica sobre todo, y unos puestos de dulces y otros artículos locales muy majos. Yo me hice con unos o-hashi, palillos para comer, muy bonitos y que funcionan muy bien.
Hay un templo que merece ser visto, dedicado, sobre todo pero no sólo, a la diosa Amaterasu. Mientras subíamos una escalinata en la parte de atrás del templo dejamos a nuestra izquierda un cementerio y mas allá la ciudad actual, mientras a nuestra derecha un alto muro y unos más altos arboles nos flanqueaban el camino, cuando Takuya comentó que “a la izquierda la obra del hombre, a la derecha la naturaleza: así es Japón”. Nada que añadir
Le comentaba a Takuya que en España nadie quiere vivir cerca de un cementerio pero que aquí la gente vive sin problemas a su vera. El día anterior lo había comprobado mientras daba un paseo en bicicleta con Thanh, una chica vietnamita, por los alrededores del campus de la universidad de Okayama. Ciertamente eso demuestra una muy sana espiritualidad y una madurez con respecto a las fuerzas de la naturaleza. En España y en la mayoría del mundo occidental casi se teme a los muertos, más que respetarlos.
Suele ocurrir que en los grandes templos hay una zona pequeña,  apartada, que suele ser más especial que las demás. En este templo de Kurashiki hay una pequeña área acotada, de unos 4x4 metros con un pequeño altar de ofrendas en la parte de delante. Cualquiera que pase por delante no le dará la mayor importancia, pero resulta ser lugar exclusivo reservado para el emperador; y la razón es ni más ni menos que está orientado al Este y dado que la diosa Amaterasu es una diosa solar resulta obvio que el lugar por el que el sol se alza cada mañana sea el lugar más sagrado del templo.
Hay por supuesto  una gran cantidad de pequeños templos dedicados a otros menesteres y por supuesto el edificio principal, que es donde se realizan los oficios religiosos. Sin embargo no me deja de sorprender como son los pequeños rincones los lugares más interesantes: un señor rezando frente a una piedra con unas ofrendas, bajo la sombra de un árbol es una de las mejores imágenes que tengo de ese día. Mi buen guía me recomendó que no lo grabara así que le hice caso y esa imagen junto con las plegarias a viva voz y el canto de las cigarras las guardo en la memoria a buen recaudo.

viernes, 27 de agosto de 2010

Cronicas Japonesas II


Definitivamente hay leyes en el universo que son inmutables ya sea en Murcia o en Okayama. Cuando vas a un sitio en bicicleta y el viento esta en tu contra, inevitablemente al volver seguirá estando en tu contra. Eso mismo pensaba hoy mientras me dirigía al centro de la ciudad, y mis temores se confirmaron a la vuelta. Afortunadamente esta ciudad es bastante llana y la bicicleta es el mejor medio de transporte por aquí, hay miles y miles por todas partes y mires donde mires siempre hay gente en bicicleta.
Otra de las cosas que no cambian son los planchazos interculturales, como cuando llegas a un restaurante japones en España y  te lo encuentras regentado por una familia de chinos de la provincia de shichuan o como cuando vas por el centro de Okayama y te encuentras con un restaurante español y cuando entras no entienden ni papa de español, mucho menos de ingles y acaban deshaciéndose en reverencias, compungidos por la vergüenza, mientras tu te vas pidiéndoles también perdón mientras piensas que era solo un espejismo producido por el calor.
Como decia las leyes del universo no se suelen violar y, efectivamente, otra de las grandes leyes que nunca fallan es que cuando haces un viaje largo y en el medio de transporte en el que lo haces, que suele ser barco o avión, dispones de un suelo amplio, al final acabas en el suelo durmiendo. Y si no que se lo digan a esa pareja de japoneses (y no es un chiste) que en el trayecto Helsinki-Osaka, mientras sobrevolabamos las inmediaciones de la frontera ruso-mongola decidieron que alguien debería usar ese acolchado suelo, y el marido, muy educado el, decidió que ese suelo era suyo y planto la bandera nipona, mientras que para la mujer dejaba el dudoso honor de poner los pies sobre su dolorida espalda. Como no podía ser de otra manera, poco después de sobrevolar Ulan-Bator se dio cuenta de que ni ese suelo era tan mullido como pensaba ni los pies de su esposa pesaban tan poco como imaginaba, así que vuelta al asiento.

Afortunadamente alcanzamos el sol cuando ya quedaba poco para dejar atrás Pekin, así que todos olvidamos a nuestras doloridas espaldas y volvimos a la realidad del desayuno, nunca mejor dicho, intercontinental de Finnair, que afortunadamente no tiene nada que ver con un desayuno de sushi y te verde como el que esta mañana me he comido; nunca hubiera imaginado que sintiera tan bien desayunar pescado crudo y arroz aunque me sigue costando olvidar el café con leche y el croissant de por las mañanas. En fin, donde fueres haz lo que vieres así que de café nada, aunque me han dejado muy amablemente una cafetera con una bolsa de café de Colombia y un paquete de dulces que aun no he probado, mas que nada porque olvide comprar algún vaso. Mañana iré.
Tienen Murcia y Okayama algunas cosas en común: el calor sofocante, la buena comida y la cerveza, si, la cerveza, que no es la murciana Estrella de Levante sino la japonesa Kirin, que según me contaba el camarero de un bar al que entre esta mañana, hacen en la ciudad con agua de la zona. Los mismico vamos.
No me quiero olvidar de aquella barbacoa de la que tenia tantas dudas; pues bien, casi todas ellas fueron contestadas: definitivamente no tengo ningún inconveniente en sustituir los castizos chorizos y morcillas por la nipona carne de kobe a la brasa, que es sin duda un manjar tanto a la vista como al gusto. Lo de “casi” lo digo por el pan, que no es que no haya, pero es que no se suele comer y ya que me gusta seguir esa máxima de “donde fueres haz lo que vieres”, pues nada, fuera pan.
Sea como fuere, la carne de kobe se puede ir a paseo si la comparas con la enorme variedad de pescado que se come por aquí.  Pero eso lo dejo para otra ocasión, que en cuestión de comida aun tengo que investigar mucho.
Hasta la próxima

jueves, 26 de agosto de 2010

Cronicas Japonesas


Mientras me como los fideos con marisco que he preparado para desayunar me viene a la mente lo que, con cierta melancolía, me comentaba un amable señor en el tren de Osaka a Okayama –la gente mayor come mucho pescado en Japón, pero las nuevas generaciones solo comen carne –.
Ciertamente las nuevas generaciones siempre cambian lo que hacían sus padres, pero en un país como Japón, donde los contrastes son tan grandes, la sensación de brecha generacional se convierte en un Valles Marineris generacional.
A los japoneses les mola la piedra, y si no a ver como se explica que si preguntas a 1000 japoneses que es lo que mas les ha gustado de España, 999 te dirán que Toledo y ese que falta es que no se ha enterado de la pregunta, tu explícasela y te dirá Toledo. Y eso mismo me decía una señora en el vuelo Madrid-Helsinki, o al menos eso fue lo que le entendí, porque de ingles la señora ni papa. Había estado en Barcelona, Madrid, Córdoba, Ronda, Granada...vamos una vuelta a España, que seguro que se habían hecho en una semana, a correprisa y vamos, vamos que ahora estamos en Madrid pero en 15 minutos la alhambra tiene que estar vista y explicada. Pues si, la señora estaba emocionada con el Guernica, y con Toledo, como aquel señor del tren de Osaka, que estaba deseando ir a España a ver Gaudi, que le apasiona al hombre. Y es que el japones es un ser de costumbres, pero no el único, pues después de decirle que todos los japoneses van a Toledo pero que pocos van a San Sebastian el señor me decía que todos los extranjeros van a Tokyo pero pocos a Fukuoka. Y tiene razón
Lo que no varía, salvo alguna excepción rara, es que el japones, ya tenga 18 u 88 años, es que son buena gente. Y no me refiero a eso de que majos son, que si, es que son sanos, no tienen malicia y siempre están dispuestos a ayudar y a comunicarse. Ahora recuerdo cuando subía a un ascensor en la estación de Osaka y un hombre me decía que mi japones era muy bueno, ya ves, que solo le había dicho buenos días y poca cosa mas; pero es que ellos están acostumbrados al angloparlante, que es que te partes cuando hablan cualquier idioma que no sea el suyo. Nosotros lo tenemos fácil con el japones.
Pues como decía si son buena gente. Ayer por la tarde, después de llegar del aeropuerto me llevaron de tiendas,a conprar comida, un cazo, un poco de champú, que si hubiese ido solo me estaría lavando la cabeza con fregaplatos, en fin, esas cosillas que se necesitan día a día. Por supuesto compre un cuenco y palillos, además de una buena botella de te verde japones, que creo que podría estar bebiendo hasta el fin de los tiempos y de hecho no paro de beberlo.
Cuando llegue a la estación de Osaka y me di cuenta de que quería morirme del calor que hacia, me fui directamente a un puesto de esos en los que venden de todo y me compre lo primero que pille: una botella de te verde, ya ves, sera como el nestea o algo así; pero cuando me lo eche a la boca se me calleron un par de lágrimas de la emoción pues no llevaba azúcar, tan acostumbrados que estamos a los refrescos azucarados, o con edulcorante y aquí han respetado el te verde, como no podía ser de otra manera. Son así
El calor en el sur de Japón es así como el doble que en Murcia: 30 grados a las 9 de la mañana y con un 90% de humedad. A las tres de la tarde quieres hacerte el harakiri  y por la noche estas para pedir la cuenta y volverte a casa. Afortunadamente hay aire acondicionado. Yo que soy un irreconciliable enemigo del aire acondicionado, ese diablo malvado que nos invade...pues aquí es mi mejor amigo, lo quiero y lo respeto. Vivir para ver.
A parte del calor aquí hay bichos que parecen venidos del carbonífero. Esta mañana, después de descansar el jet lag, me he despertado a las 5 y hacia una mañana muy buena, húmeda pero con una brisa agradable y buena temperatura, asi que me he cogido la bicicleta que me han dado y me he ido a explorar la zona, y cuando iba por una calle miro a mi derecha y me veo una libélula adelantandome con las luces largas y dando los intermintentes,que solo le ha faltado darme los buenos días, que le faltaba hablar de lo grande que era. Y es que en este país se vive codo con codo con la naturaleza, no tienen mas remedio y además no les importa. Durante el siglo 15 hicieron de este país un desierto practicamente y en el siglo 16 uno de esos shogunes, reyes militares de la época, con bastantes luces, decidió que eso no podía ser y replantaron todo el país de manera que todos los bosques excepto algunos en el norte y pequeñas zonas de montaña, son bosques de repoblaciones de la época. Y se lo tomaron tan en serio que aquí siguen los bosques, por la cuenta que les trae además, porque imaginaos todos los que son con un país árido, y además sin petróleo, ni otras materias primas, pues un desastre. Afortunadamente son gente lista y saben lo que deben hacer para conservar su país. Viven dentro de la naturaleza. En una ciudad como esta te encuentras canales de agua a un lado de la carretera, como los azarbes de Murcia, pero a lo grande y no aislados sino con las casas de la gente en la misma ciudad. Por supuesto las grandes ciudades no son así aunque Okayama es mas grande que Murcia.
En fin, mis primeras 24 horas en Okayama casi han terminado y las primeras impresiones son bastante buenas. Ahora son las 7 y media de la mañana y aun corre algo de brisa pero ya se vislumbra la calorina. A eso de las 9 iré al laboratorio a ver que me cuentan. Esta tarde al parecer hay una barbacoa, no se si aprovechando que vengo yo o por costumbre. De cualquier manera estoy deseando ver (y aquí tengo que sacar al manchego que llevo dentro) como se las apañan para hacer una barbacoa sin chorizos, morcillas y pan, porque cerveza si tienen y muy buena. En fin ya os contare.

sábado, 14 de agosto de 2010

Haiku Veraniego

大木を見てもどりけり夏の山

Taiboku o mite modori keri natsu no yama

Me di la vuelta para mirar aquel árbol y te vi: monte de verano


La proxima entrada espero que sea desde Japón. Espero tener una conexion a internet estable. Feliz verano a todos

miércoles, 4 de agosto de 2010

Japón

Bueno amigos, definitivamente a partir de la ultima semana de agosto y hasta la ultima de septiembre me piro a los Japones. Asi que espero poner alguna entrada sobre el tema in situ, vamos, en todo el mogollón. Tengo muchas ganas de irme asi que ya ire contando algunas experiencias.
Saludos a todos y nos vemos en Japón